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  • Muerte, agente de publicidad, de Dorothy L. Sayers (1933) #LordPeterWimsey8

    Muerte, agente de publicidad, de Dorothy L. Sayers (1933) #LordPeterWimsey8

    Accidente o asesinato.

    Victor Dean fallece debido a un aparatoso accidente en la agencia de publicidad donde trabaja. La escalera de caracol por la que se precipita ya ha sido motivo de más accidentes en el pasado, pero este deja a todo el personal conmocionado. Sin embargo, hay un par de elementos que resultan sospechosos.

    En primer lugar, que el fallecido no soltase de la mano un libro que llevaba sujeto mientras caía: el instinto de supervivencia te lleva a agarrarte a lo que haga falta, y por lo tanto debería haber soltado el libro para tratar de aferrarse a la barandilla. En segundo lugar, que se encuentre en su despacho una nota dirigida para el director de la agencia en la que trata de prevenirle de que algo oscuro e ilegal se está llevando a cabo en sus oficinas. Por lo tanto, ¿ha sido un accidente o alguien acabó con la vida de Victor Dean antes de caer?

    La publicidad es un negocio que no para, por lo que en poco tiempo contratan a Death Bredon para ocupar el lugar de Victor. No tardaremos en sospechar que detrás del nombre de Bredon quien se oculta en realidad es Lord Peter Wimsey. A través de su trabajo en la agencia, intentará sonsacar información de unos y de otros para descubrir qué se esconde tras la muerte de Dean.

    Dorothy L Sayers
    Dorothy L. Sayers

    La mejor novela de Lord Peter Wimsey.

    Quienes me seguís por redes ya me habréis oído (o leído) afirmar que no debemos fiarnos jamás del canon literario. Que tenemos cuestionar las listas de las ‘100 mejores novelas de misterio de la historia’ o de la aparición de tal autor en lugar de tal otro. Esta novela es una buena prueba de ello.

    La lógica debería decirnos que las novelas de Lord Peter Wimsey que son más destacables son aquellas que Lumen rescató en su día. Si una editorial rescata seis de las once obras de una serie, lo lógico es pensar que ha escogido las mejores. Sobre gustos no hay nada escrito, y está claro que porque yo opine que esta es mejor que alguna de las escogidas no significa que lo sea. Pero hay una cadena de elementos que me llevan a considerar esta historia como una de las más sobresalientes de la serie.

    Tres factores destacables.

    En primer lugar, su carácter más urbano que rural. Estamos ya en 1933. El hardboiled está en pleno despegue, y las novelas más urbanas empiezan a pegar fuerte en Estados Unidos. Eso la convierte en una historia mucho más moderna y fruto de su tiempo. Además, Wimsey en esta ocasión no se mueve tanto en un ambiente aristocrático como entre personas trabajadoras muy alejadas de ese prototipo de persona con suficientes medios para no necesitar trabajar.

    En segundo lugar, la ambientación y la trama. La publicidad y sus recovecos son un elemento propio del siglo XX; las publicaciones periódicas, las vallas y los carteles en el transporte público. Además, la denuncia no tan velada que realiza la autora de los engaños que las agencias de publicidad llevan a cabo de forma repetida con los potenciales consumidores es brillante.

    En tercer lugar, la aparición de una subtrama relacionada con el tráfico de drogas. No estamos tan lejos de las novelas de Sherlock Holmes en las que su protagonista afirmaba sin ningún tipo de pudor ser consumidor de opiaceos. En esta novela vemos un enfoque muy diferente, en el que el consumo de este tipo de sustancias está peor visto y mucho más condenado socialmente.

    ‘You mean a woman can open it?’. Anuncio de Alcoa Aluminum respecto a su nuevo tapón giratorio en 1953.

    Mystery books frente a hardboiled books.

    Es más que probable que todos aquellos que amáis la parte más clásica de Dorothy L. Sayers, esos misterios ocurridos en caserones o en medio de la campiña inglesa, estéis en completo desacuerdo conmigo. Lo sé. Y con todos estos argumentos no estoy defendiendo el hardboiled por encima del género de misterio. Ni mucho menos. Hay grandísimas novelas de las dos vertientes y no considero que una sea mejor que la otra.

    Las novelas de Sayers son perfectas para aquellos que buscan novelas más atemporales. Sí, reflejan un momento concreto y un tipo de sociedad concreta, pero no se centran tanto en la actualidad como otras (aunque el retrato de algunos personajes tras la I Guerra Mundial son dignos de estudio). Sin embargo, esta tiene el encanto de contarnos un momento concreto y un entorno específico.

    Tal vez que sea tan distinta (en algunos elementos) a las otras de la serie ha sido lo que me ha hecho disfrutar tanto de ella. Que las novelas de una serie se parezcan mucho entre sí no es algo negativo. Pero cuando alguna rompe un poco los moldes, suele verse como un soplo de aire fresco para el desarrollo del personaje y de su trayectoria.

    En cualquier caso, rara vez he visto esta novela entre la lista de las mejores de Sayers, algo con lo que no estoy en absoluto de acuerdo. Creo que el ritmo es mucho mejor que otras de la autora, que la trama no se ralentiza tanto, y que las historias secundarias están a la altura de la principal. Una gran novela que no deberíais dejar pasar.

    Título: Muerte, agente de publicidad.
    Autora: Dorothy L. Sayers.
    Traductor: J. Mallorquí Figuerola.
    Editorial: Molino (1944).
    Año de publicación: 1933.
    ISBN: 9788427202276.
    Número de páginas: 112.
    
  • El misterio de Cabo Cod, de Phoebe Atwood Taylor (1931) #AseyMayo1

    El misterio de Cabo Cod, de Phoebe Atwood Taylor (1931) #AseyMayo1

    Presentación de personajes

    Prudence Whitsby decide alquilar una casa de verano junto a su sobrina Betsey en Cape Cod. Como son conscientes del calor que hace en la ciudad, deciden invitar a dos amigas (antes de que alguien decida invitarse por su cuenta). Escogen a Dot Cram, una antigua compañera de universidad de Betsey y a Emma Manton, la viuda de un clérigo de Boston. El mosaico de partida lo completará Bill Porter, un amigo de toda la vida de Prudence y Betsey, que suele visitarlas a menudo. Estos son los personajes de arranque en El misterio de Cabo Cod.

    La época estival tiene una pinta estupenda. Si no fuese por uno de los inquilinos de la zona: Dale Sanborn, un autor de gran éxito que no cae precisamente bien al grupo de amigos. Una noche, Prudence anda en busca y captura de su gato Ginger. Sus pasos la guían hasta la cabaña de Sanborn y allí, bajo una manta, encuentra el cadáver del escritor.

    Cape Cod

    Empieza la investigación

    Es cierto que El misterio de cabo Cod no es la mejor novela de misterio del mundo. Pero os aseguro que tiene un montón de componentes destacables para que haya decidido traerla hoy aquí.

    Uno de los elementos que suele destacarse de los primeros hard-boiled era el humor tan ácido, la mordacidad de los textos de autores como Dashiell Hammett. No utilizaban ese tipo de chistes con los que te reirías a carcajadas, pero sí con aquellos de los que dirías «uy, lo que acaba de decir». Cuando son las mujeres las que introducen el humor en las novelas de misterio, se las suele tachar de poco serias, y rara vez se equipara el tipo de ironía de los inicios del género negro empleado por ellas con el que usaban ellos.

    —Bueno, Sullivan, el agente más práctico y conveniente que puede emplearse para un homicidio, ya sea improvisado o premeditado con calculada malicia, es un instrumento romo. Y esto se debe principalmente al hecho de que hay una gran cantidad de instrumentos romos. —Miró de soslayo al sheriff para apreciar si su sarcasmo había llegado a destino; no había llegado, de manera que continuó—. Y a la correspondiente escasez de puñales orientales y venenos sin rastros, procedentes de Sudamérica. [,,,] Por experto que se sea en disparar pistolas, esgrimir un sable o un cuchillo, esos conocimientos serán de poco provecho si uno está enfrentado con la necesidad de elegir entre un número limitado de armas. Entre un florero, digamos, de la dinastía Ming o la pata de un escritorio Luis XV.

    El misterio de cabo Cod, pág. 30

    Fragmentos como estos, con una ironía tan afilada los hay a montones. Algo que le aporta una frescura y una agilidad al texto brutales. Tan solo comentar una cosa más sobre este particular: el crítico Dilys Winn comentó en su día que «La señora Taylor es el equivalente en el mundo del misterio a Buster Keaton«.

    Investigadores de mediana edad

    Es digno de mención quiénes serán los encargados de llevar a cabo la investigación del crimen. Por un lado, estará la indagación oficial y policial. Por otro, se ocuparán de las pesquisas la propia Prue Whitsby y Asey Mayo, un investigador aficionado de unos sesenta años que se mofa de Sherlock Holmes siempre que tiene ocasión.

    —¿El bobo aquel que Sherlock Holmes siempre llevaba consigo? ¡Puf! Lo vi en el cine. Usted no es ningún doctor Watson, Miss Prue. Cuatro ojos ven más que dos, en cualquier día de la semana. Y yo no uso lentes. No, no hay razón para que diga eso, solamente porque yo haya hecho cosas basado en informaciones que usted ignora.

    El misterio de cabo Cod, pag.58

    Dos personajes con una vitalidad y un entusiasmo envidiables. En los años 30 son varias las novelas protagonizadas por detectives aficionados y de avanzada edad, pero lo que no es tan común es que actúen en pareja como sucede aquí. Y menos aún, que sea un duo formado por un hombre y una mujer.

    Phoebe Atwood Taylor

    Elementos absurdos

    Hay una serie de aspectos que entorpecen la acción y que hacen que el balance final pueda no ser del todo favorable. Hay un elemento que destaca por encima de todos ellos: la lata de sardinas. Al aparecer, a Sanborn le causaban tal rechazo las sardinas que no soportaba que nadie las comiese cerca de él. Sin embargo, es hallada una lata vacía bajo la mesa de la estancia donde es localizado el cuerpo. La cantidad de idas y venidas que provoca el dichoso envase en los interrogatorios resulta absurda. Creo que la autora aquí perdió la medida de hasta qué punto un solo aspecto de la trama debía comerse el desarrollo de la investigación.

    Más allá de este elemento y la obsesión por conocer al segundo dónde estaban todos en el momento de cometerse el crimen, el resto de la trama es más que correcta. Te atrapa por los diálogos, y la intriga está lo suficientemente bien conseguida como para mantener el interés hasta la última página.

    Con todo esto, ¿recomendaría este libro? Sí, pero con reservas. Creo que seguiré indagando en las obras de la autora. Al fin y al cabo, esta es su primera novela. Y que en su momento consiguiese vender 5.000 ejemplares nada más ponerse a la venta (en plena depresión) es más que notable. Seguiremos informando.

    Título: El misterio de Cabo Cod (The Cape Cod Mystery).
    Autora: Phoebe Atwood Taylor
    Traductor: E. M. Pekelharing
    Editorial: Poseidón (Colección Pandora) (1946)
    Año de publicación: 1931
    Número de páginas: 185
  • Winter’s Bone, de Debra Granik (2010)

    Winter’s Bone, de Debra Granik (2010)

    Ree, su madre y sus hermanos.

    Ree Dolly (Jennifer Lawrence) tiene diecisiete años y es quien está al frente de su familia. Cuida y alimenta a su hermano de doce y a su hermana de seis. Su madre está enferma y hace años que no habla. Viven en Missouri, una zona donde el apoyo y la ayuda de los vecinos será fundamental para ellos. El padre es un ex-convicto que debe presentarse en unos días ante la ley. A Ree no es algo que le importe demasiado, hasta que descubre que ha ofrecido como garantía de la fianza la casa donde viven y el bosque que la rodea.

    La madera que les permite calentarse y los animales que pueden cazar para alimentarse no son poca cosa para esta familia de escasos, o nulos, medios. No pueden perder el bosque que les ayuda a subsistir. Por lo que Ree deberá emprender una búsqueda sin esperanza para tratar de localizar a su padre y convencerle de lo imposible. A través de su peregrinación de casa en casa, se nos presentará un catálogo de personajes a cuál más rudo y hostil. Nadie quiere ayudarla porque nadie quiere que remueva en el pasado de su padre. Hay demasiados intereses en mantener silencio y ni siquiera a sus parientes parece importarles su destino.

    Ree enseñando a cazar a sus hermanos.

    El poder de los silencios.

    La película es Jennifer Lawrence. Resulta difícil imaginar a otra en el papel después de verla a ella, y las nominaciones a los Oscar o a los Globos de Oro como mejor actriz dan buena cuenta de ello. Estamos ante una historia de personajes en la que los silencios cobran una importancia vital para su desarrollo.

    En el plano visual, lo que más impacta es la crudeza de algunos momentos puestos en imágenes. Como cuando Ree enseña a disparar a sus hermanos o cuando despellejan una ardilla porque es lo único que son capaces de cazar para comer. Y lo que no se muestra: hay un montón de conversaciones que sabemos que se llevan a cabo fuera de cámara, en otra habitación o en otro lugar, que son fundamentales para el desarrollo de la historia. La forma de contar revela así el avance del argumento: el peso de los secretos, de lo que no quiere ser mostrado, de lo que no quiere ser escuchado.

    Jennifer Lawrence como Ree Dolly.

    Western noir.

    Winter’s Bone es uno de esos claros ejemplos de que el western y el noir son dos géneros que siempre han ido de la mano. Aquí se unen para mostrar una sociedad anclada en el pasado. Un entorno en el que la subsistencia es dura y en el que la naturaleza juega un papel fundamental en la vida de las personas. Madres adolescentes, mujeres al servicio de sus maridos —pero poderosas y agresivas—, violencia verbal y física dentro del ámbito familiar.

    La música country pone el broche de oro en algunos momentos, llegando a ser terriblemente evocadora. Familias reunidas tocando y cantando, jugando a las cartas, con rostros serios como si en vez de ser una celebración se tratase de una situación solemne.

    Sin duda los que ya la hayáis visto recordaréis de un modo imborrable la escena de la barca. No daré más pistas para quienes aún tengáis la suerte de poder acercaros a ella por primera vez. Es un momento que ya en la novela en la que se basa el guión de esta película deja huella, tal vez incluso más que de modo visual —porque nuestra imaginación suele ser más cruel que la puesta en escena de un film. De un modo u otro, una secuencia escalofriante como pocas.

    *Winter’s Bone está basada en la novela homónima de Daniel Woodrell, con guión adaptado de Debra Granik y Anne Rosellini.

  • Mía es la venganza, de Marie Ndiaye (2021)

    Mía es la venganza, de Marie Ndiaye (2021)

    El caso de Marlyne Principaux

    La letrada Susane recibe una solicitud para ocuparse de un sumario. Ella está acostumbrada a enfrentarse a casos de perfil bajo y, sin saber muy bien cómo, se ve al frente de la defensa de una mujer que ha asesinado a sus tres hijos. Ella es Marlyne Principaux, y es su marido Gilles quien se pone en contacto con la letrada Susane para que le ayude a defender a su mujer ante los tribunales. Esta sería la premisa de arranque de Mía es la venganza.

    El primer problema surgirá cuando la letrada Susane comprenda en su fuero interno los motivos de esta elección: Gilles Principaux la ha escogido a ella, precisamente a ella, porque treinta años atrás sucedió algo en el dormitorio de él. Ese algo no está del todo claro: como todo en esta novela está cubierto de una pátina de duda y niebla. Ella no recuerda bien, y el señor y la señora Susane no parecen estar por la labor de ayudarla a resolverlo; creen que es mejor dejar las cosas como están y no remover el pasado. Todo sugiere que él abusó de ella de algún modo, pero parece imposible desentrañar este misterio.

    Mientras todo esto sucede, la letrada Susane también se relacionará con Sharon. Ella es una mauriciana con papeles a quien la letrada Susane creer que debe ayudar a toda costa. Debido a ello, la emplea en su hogar para que se ocupe de la limpieza del mismo. Pero a su vez se siente tan mal por hacerlo que deja la casa impoluta cada día antes de que ella se presente. La letrada Susane va a ayudarla con su caso, pero para ello necesita unos documentos que Sharon no parece dispuesta a darle. Todo son evasivas y pretextos.

    Marie Ndiaye

    Una novela compleja

    Mía es la venganza es una novela en la que las sombras predominan por encima de las luces. El motor que impulsa toda la narración son los personajes y sus relaciones, focalizándose todo en la letrada Susane. A pesar de ser ellos el elemento de mayor peso de la obra, no llegamos a conocer del todo a ninguno de ellos. No se nos muestran por completo sus motivaciones, sus dudas ni sus miedos.

    Sabemos que Sharon no quiere entregar los papeles a la letrada Susane, pero no alcanzamos a ver sus verdaderas razones. La señora Susane no quiere confirmarle a su hija que el joven con el que estuvo en aquel dormitorio se apellidaba Principaux. Gilles no muestra de forma abierta su repulsa hacia el crimen cometido por su mujer.

    Todo se presenta velado, confuso. Esta no es una novela de certezas: cuando finalizas la lectura tienes muchas más preguntas que respuestas. La experiencia lectora se convierte en un juego de espejos, en una búsqueda de la verdad. Quién miente y por qué. Quién se miente y por qué.

    Estilo de Ndiaye

    Si todo es tan confuso, ¿qué es lo que resulta tan hipnótico para que no abandones la lectura de Mía es la venganza? Ante todo, el juego a tratar de desentrañar todo aquello que nos está contando Ndiaye. Pero, por encima de cualquier elemento relacionado con la trama, el estilo de la autora.

    Frases cortas, reiteraciones continuas (en esta reseña he jugado a ello tal y como hace ella con las menciones a la letrada Susane), la incógnita sobre los nombres de algunos de los personajes, y las relaciones que los unen. Y los alegatos en los que Gilles y Marlyne exponen los hechos del día del crimen con una serie de recursos agramaticales (como la propia traductora Palmira Feixas ha denominado por redes sociales) a través de repeticiones extenuantes de las conjunciones pero y porque.

    «Pero sí, pero estoy bien donde estoy, pero todo el mundo es amable conmigo ahora. Pero al principio era diferente, pero lo entiendo, pero no le reprocho nada a nadie, pero ahora me acepta tal y como soy, con lo que hice, aunque sea difícil para algunas de las mujeres que me rodean, pero ahora me aceptan, sí.»

    Mía es la venganza, pág. 107

    El título

    Mía es la venganza deja tantas respuestas sin contestar que incluso dudamos de la intencionalidad del título una vez acabamos la lectura. Mía es la vengaza. ¿De Marlyne, de la letrada Susane, de quién exactamente? Si sois amantes de los libros claros y cerrados, aquellos que no te hacen pensar ni cuestionarte a cada vuelta de hoja qué está pasando en esas páginas, huid de este libro. Sin embargo, si os gustan las novelas con un estilo depurado y complejo, con frases medidas al milímetro y que os ocasionarán más molestia que placer, este es vuestro libro.

    Título: Mía es la venganza (La vengeance m'appartient)
    Atora: Marie Ndiaye.
    Traductora: Palmira Feixas.
    Editorial: Gatopardo (2021).
    Año de publicación: 2021.
    ISBN: 9788412302158.
    Número de páginas: 216.
  • Un cadáver para Harriet Vane, de Dorothy L. Sayers (1932) #LordPeterWimsey7

    Un cadáver para Harriet Vane, de Dorothy L. Sayers (1932) #LordPeterWimsey7

    Harriet Vane investigadora

    Harriet Vane está de vacaciones en el suroeste de Inglaterra. Está sola en la playa, y se queda dormida. Algo la sobresalta. ¿Un grito? Un sonido extraño, en cualquier caso. No tiene que caminar mucho para toparse con el cadáver de un hombre tendido sobre una roca. Tiene cortada la garganta de lado a lado, la sangre aún parece estar lo bastante líquida como para pensar en una muerte reciente, y no hay más huellas a su alrededor que las que la han llevado hasta allí. Como buena novelista de misterio, presta atención a todos los detalles que la rodean y percibe que la marea está subiendo. En poco tiempo, el cuerpo corre el riesgo de desaparecer. No lo piensa: registra sus bolsillos, toma unas cuantas fotografías, observa su ropa, su calzado y localiza una navaja cerca del difunto. Tras todo ello, se apresura a pedir ayuda.

    Todo parece ponerse en su contra en su búsqueda de auxilio. Nadie tiene teléfono ni vehículo que pueda acercarla a un puesto de la policía. Tras varias horas de camino y de preguntar a todo con el que se cruza, consigue dar el aviso. Pero ya es demasiado tarde: el cadáver ha desaparecido arrastrado por las olas.

    Playa en el suroeste de Inglaterra
    Playa en el suroeste de Inglaterra

    Peter Wimsey no tardará en enterarse de la noticia y acudir para prestar su ayuda. La principal incertidumbre inicial, teniendo en cuenta que no disponen de cuerpo que analizar, es si se trata de un suicidio o un asesinato. No parece que haya habido nadie cerca de la escena del crimen a la supuesta hora de la muerte, y eso les hace pensar una y otra vez en que debe tratarse de un suicidio. Sin embargo, un par de indicios ponen en duda esta teoría de manera constante.

    El feminismo de Dorothy L. Sayers

    Un cadáver para Harriet Vane es la séptima entrega de la serie de Peter Wemsey. Si en Veneno mortal ya habíamos conocido (y algunos incluso nos habíamos enamorado) de Harriet Vane, aquí forma una parte esencial de la trama. Y de hecho diría que es uno de los platos fuertes de la novela. Sus observaciones acerca de la posición en el mundo de las mujeres en aquella época son maravillosas. En un momento de la obra, gracias a la presencia de un personaje secundario, reflexiona sobre que no importa lo exitosa que pueda ser como novelista porque para la sociedad siempre será una fracasada si permanece soltera.

    De hecho, uno de los juegos consiste en la petición de mano de Wimsey de manera constante y el rechazo de Vane una y otra vez. Ese toma y daca, unido a la visión que aporta Sayers (a través de Harriet) de cómo una escritora de novelas de misterio se enfrenta a un crimen real me han parecido los elementos más destacables, con creces. La autora deja claro que su protagonista no tiene por qué saber cómo observar y analizar un cadáver de verdad, que con aportar cuatro tecnicismos en sus libros es más que suficiente para que resulten convincentes. Y que a veces pensamos que los escritores son maestros del crimen, y de lo que deben serlo es de la palabra escrita. De poco sirve la presentación de una investigación impecable si luego la obra falla en su forma.

    Dorothy L Sayers
    Dorothy L. Sayers

    Exceso de páginas

    A pesar de que el arranque me parece excelente y que hay algunos momentos magníficos dentro de la obra, he de reconocer que me habría gustado que su extensión fuese menor. Creo que se dan vueltas en exceso a las coartadas, a las declaraciones de los testigos, a medir al milímetro dónde estaba cada uno a la hora de la muerte, a la invención de un código secreto que será fundamental para la resolución del caso.

    No obstante, creo que Un cadáver para Harriet Vane merece mucho la pena leer. No solo porque las tramas de Dorothy L, Sayers son inteligentes y precisas como un reloj, sino por la caracterización de sus personajes.

    Título: Un cadáver para Harriet Vane (Have his carcase)
    Autora: Dorothy L. Sayers
    Traductora: Flora Casas
    Editorial: Lumen (2007)
    Año de publicación: 1932
    ISBN: 9788426416360
    Número de páginas: 572
  • Josefina de la Torre, una poeta que escribió novelas de quiosco (1907-2002)

    Josefina de la Torre, una poeta que escribió novelas de quiosco (1907-2002)

    A continuación os dejo la bibliografía consultada para la elaboración del podcast sobre Josefina de la Torre, tercero y último de la serie sobre las escritoras que escribieron novela popular en ‘La novela ideal’.

  • Consuelo Sáenz de la Calzada, la escritora policíaca que surgió de la Escuela de Señoritas (1914-1997)

    Consuelo Sáenz de la Calzada, la escritora policíaca que surgió de la Escuela de Señoritas (1914-1997)

    Tenía pendiente desde hace semanas subir la bibliografía utilizada para este podcast y el de Josefina de la Torre. La excusa me la ha dado Ángela (sí, tú) para que quede bien registrada la documentación que he utilizado. Que mi trabajo sin el de que los llegaron antes que yo no serviría para nada.

  • Veneno mortal, de Dorothy L. Sayers (1930) #LordPeterWimsey5

    Veneno mortal, de Dorothy L. Sayers (1930) #LordPeterWimsey5

    Señoras y señores del jurado.

    Veneno mortal arranca en pleno juicio. Harriet Vane, escritora de éxito de novelas de misterio, ha sido acusada del asesinato de Philip Boyes, y se cree que lo hizo con arsénico. A través de una serie de alegaciones, descubrimos paso por paso todos los detalles del caso. Harriet y Philip habían sido pareja, pero hacía ya un tiempo que habían puesto fin a su relación. En las horas previas a la muerte de Philip, este cenó con su primo Norman Urquhart. Ambos ingirieron los mismos alimentos, y tras esta cena Philip fue a visitar a Harriet a su casa con el objetivo de arreglar las cosas entre ellos. Allí tomó una taza de café, y fue lo único de todo lo que comió o bebió aquella noche que no pudo analizarse en profundidad.

    Este dato, sumado al hecho de que Harriet poseía arsénico en su poder —supuestamente para documentarse para una de sus novelas de misterio— la convierten en la principal sospechosa. La suerte acompaña a Harriet, porque el jurado no se pone de acuerdo sobre el veredicto. Y Lord Peter Winsey decide hacerse cargo de la investigación, convencido de la inocencia de Harriet.

    Dorothy L. Sayers

    Climpson y Murchison.

    Veneno mortal es la quinta entrega de la serie protagonizada por Lord Peter Winsey. A pesar de tratarse del investigador principal del caso, junto a la ayuda de su mayordomo Mervyn Bunter y del inspector de Scotland Yard Charles Parker, Sayers introduce una secundaria que juega un papel fundamental en la investigación. Se trata de Katharine Alexandra Climpson. Ya la habíamos conocido en Muerte natural, y su presencia en esta novela le aporta un aire renovador.

    Climpson es el único miembro del jurado que se opone a declarar culpable a Harriet Vane. Una vez fallado el juicio como nulo, es libre de ayudar a Winsey con el caso. Para ello, deberá viajar a Windle para localizar un testamento cuyo contenido puede probar la inocencia de Harriet.

    A su vez, también tenemos a la señorita Joan Murchison; acude a un bufete de abogados a cubrir un puesto de mecanógrafa para tratar de hacerse con unos importantes documentos. Su pericia y su sangre fría serán algo imprescindible para conseguir su objetivo sin ser descubierta.

    En un momento en el que la ficción criminal estaba protagonizada cada exclusivamente por hombres, resulta cuanto menos llamativo que en una novela publicada en 1930 haya tantos personajes femeninos. Y que la mirada que aportan sea la propia de su género, introduciendo una perspectiva diferente, innovadora y acorde con los tiempos en los que fue escrita esta obra.

    Edward Petherbridge & Harriet Walter como Peter Wimsey & Harriet Vane

    Prejuicios de género.

    Si algo deja claro la novela es la cantidad de prejuicios que la sociedad tiene hacia las mujeres. La presentación del crimen no deja lugar a dudas al lector al comienzo de la lectura: Harriet Vane es culpable. Y lo es porque no solo ha cometido el crimen con veneno, un método que suele asociarse a los asesinatos perpetrados por mujeres, sino que además lo ha llevado a cabo debido a razones pasionales. Incluso llega a sugerirse que todo ha sido premeditado para elevar el número de ventas de sus novelas.

    Como ocurría en El misterio del Bellona Club, Sayers realiza una radiografía de la sociedad de la época. Encontramos varios personajes femeninos con un trabajo propio, lo que les proporciona la independencia de poder ayudar en el caso, sea infiltrándose o con la disponibilidad de poder viajar.

    «No tuve ninguna dificultad para encontrar una habitación cómoda en el Station Hotel, a pesar de lo tarde que era. En los viejos tiempos, difícilmente se habría considerado respetable a una mujer soltera que llegara sola a medianoche con una maleta. ¡Es maravilloso que en la actualidad sea distinto! Estoy agradecida por haber vivido tales cambios, porque diga lo que diga la gente chapada a la antigua, que las mujeres de la época de la reina Victoria tenía mayor decoro y mayor modestia, quienes podemos recordar aquella situación sabemos cuán difícil y humillante era.

    Veneno mortal, página 229.

    A pesar de que puede que al lector contemporáneo la resolución de la trama pueda no parecerle tan sorpresiva como podría desear, creo que no es algo que reste el más mínimo valor al desarrollo de la trama. El cambio de enfoque de un personaje a otro le otorga un aire renovador y a pesar del carisma del protagonista, quienes deben recibir todos los méritos tanto narrativamente como en cuestión de trama, son las secundarias. Una novela brillante de una de las grandes de la Golden Age.

    Título: Veneno mortal (Strong poison).
    Autora: Dorothy L. Sayer.
    Traductora: Flora Casas.
    Editorial: Lumen (2006)
    Año de publicación: 1930.
    ISBN: 9788426415745.
    Número de páginas: 336.
  • Haarmann. El carnicero de Hannover, un asesino en serie. De Peer Meter e Isaber Kreitz (2010)

    Haarmann. El carnicero de Hannover, un asesino en serie. De Peer Meter e Isaber Kreitz (2010)

    El vampiro de Hannover, una historia real.

    Fritz Haarmann fue conocido popularmente como ‘el vampiro de Hannover’. Se le condenó por 24 de los 27 asesinatos que se le atribuyeron, cometidos entre 1918 y 1924. Y finalmente fue ejecutado. Sus víctimas eran hombres jóvenes a los que engatusaba para subir hasta su piso con cualquier excusa: ofrecerles algo de ropa que tenía de sobra o la posibilidad de disfrutar de una noche de alojamiento gratuito. Ninguno de ellos sospechaba que tras esta solidaridad se escondía un depredador sexual que acababa con sus vidas y que comerciaba posteriormente con su carne como si fuese de caballo o cerdo.

    El cómic.

    En este cómic guionizado por Peer Meter y dibujado por Isaber Kreitz, conoceremos un Hannover pestilente en el que aparecen una serie de huesos humanos en el río. Este acontecimiento hace saltar todas las alarmas, y las sospechas no tardarán en recaer en Haarmann. Pero son varios los que no pueden creer que sea él quien se esconde tras esas muertes. Al fin y al cabo, ayuda a la policía patrullando en la estación. Lo que no saben es que es el lugar perfecto para escoger a sus víctimas: jóvenes que han perdido una conexión de tren y que no serán echados de menos de forma inmediata por sus parientes al encontrarse de viaje.

    Páginas de Haarmann

    El enfoque escogido por sus creadores no es tanto el de la investigación policial, que aparece como telón de fondo, como el de mostrar un retrato de la sociedad y la realidad del momento. Estamos en los años posteriores a la I Guerra Mundial, en una Alemania completamente arruinada y sin medios para que la población pudiese subsistir. La carne y la ropa eran dos bienes muy preciados y escasos. Y ahí es donde entra Haarmann en juego. Un vecino que siempre tiene un pedazo de carne en la despensa y un abrigo para poder vender. Nadie hace preguntas, nadie quiere saber —en el fondo— de donde sale todo eso. Haarmann tiene contactos, parece ser. Es un hombre bien posicionado. Y ni siquiera cuando algunos vecinos detectan que la carne no sabe como la que compran en otros lugares quieren pararse a mirar lo que ocurre.

    La técnica.

    Qué puede trasladarnos al pasado de forma más inmediata que una imagen en blanco y negro. Isabel Kreitz lo sabe y lo explota a través del carboncillo sin entintar. El nivel de detalle es extraordinario, y podríamos pasarnos horas admirando los adoquines, los ladrillos y todo el paisaje urbano en su conjunto. La ilustración es el contrapunto perfecto al guión de Meter, y buena prueba de ello es la gran cantidad de viñetas sin diálogo ni texto explicativo: la secuencia temporal de subir unas escaleras o de recorrer un trayecto por las calles de la ciudad hablan por sí solas sin necesidad de explicaciones. Y generan una atmósfera y una intriga mucho más poderosa que la del texto.

    Páginas de Haarmann

    A pesar de no ser un tebeo sangriento, sí es truculento en algunos momentos. El cepillo limpiando un suelo que suponemos lleno de sangre, las moscas revoloteando sobre la carne, la blancura de los huesos humanos. A eso debemos sumar la cercanía del enfoque escogido. Podemos ver los rostros en un primer plano, algo que inquieta y agobia por partes iguales. La sensación de estar en un espacio muy pequeño es constante, como si no hubiese opción de moverse por las estancias dibujadas.

    *Isabel Kreitz fue galardonada como mejor dibujante de cómic alemana en el Festival Internacional del Cómic de Hamburgo en 1997.

    *Este volumen fue publicado en nuestro país hace ya algunos años, pero por suerte Ediciones La Cúpula lo ha reeditado en fecha reciente.

    Título: Haarmann. El carnicero de Hannover, un asesino en serie.
    Autores: Peer Meter e Isabel Kreitz.
    Traductor: Lola Pérez Pablos.
    Editorial: La Cúpula (2022).
    Año de publicación: 2010.
    ISBN: 9788418809224.
    Número de páginas: 178.
    Ficha del libro en la web de la editorial: https://www.lacupula.com/catalogo/haarmann-rustica/
  • Mercedes Ballesteros, la autora tras la firma de Rocq Morris (1913-1995)

    Mercedes Ballesteros, la autora tras la firma de Rocq Morris (1913-1995)

    Hoy en mi podcast Hora de muerte empiezo una serie de (al menos) tres podcast sobre escritoras españolas de novela popular, de quiosco, o como queráis denominarla, que escribieron durante la Dictadura española. Ser mujer ya era complicado en aquellos años, pero querer dedicarte a la cultura ya era un suicidio. Tal vez por eso me parece tan interesante la figura de estas autoras que fueron contra corriente en un momento que la literatura policíaca ya era ir contra corriente de por sí.

    Aprovecho este espacio para dejaros la bibliografía consultada por si queréis ampliar información:

    • Ballesteros, Mercedes (Rocq Morris). Cena Siniestra. Ediciones Océano. 1944, Madrid.
    • García-Aguilar, A. (2019). Rocq Morris, pseudónimo de Mercedes Ballesteros: sus novelas policiacas de quioscoRevista De Escritoras Ibéricas7, 261–289. https://doi.org/10.5944/rei.vol.7.2019.25373
    • Santiago Mulas, Vicente de. Historia externa de la novela criminal en España (1939-1975). Madrid: Universidad Complutense de Madrid, Vicerrectorado de Extensión Universitaria, 2001. (Tesis doctorales UCM. Humanidades).

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