Winter’s Bone, de Debra Granik (2010)

Ree, su madre y sus hermanos.

Ree Dolly (Jennifer Lawrence) tiene diecisiete años y es quien está al frente de su familia. Cuida y alimenta a su hermano de doce y a su hermana de seis. Su madre está enferma y hace años que no habla. Viven en Missouri, una zona donde el apoyo y la ayuda de los vecinos será fundamental para ellos. El padre es un ex-convicto que debe presentarse en unos días ante la ley. A Ree no es algo que le importe demasiado, hasta que descubre que ha ofrecido como garantía de la fianza la casa donde viven y el bosque que la rodea.

La madera que les permite calentarse y los animales que pueden cazar para alimentarse no son poca cosa para esta familia de escasos, o nulos, medios. No pueden perder el bosque que les ayuda a subsistir. Por lo que Ree deberá emprender una búsqueda sin esperanza para tratar de localizar a su padre y convencerle de lo imposible. A través de su peregrinación de casa en casa, se nos presentará un catálogo de personajes a cuál más rudo y hostil. Nadie quiere ayudarla porque nadie quiere que remueva en el pasado de su padre. Hay demasiados intereses en mantener silencio y ni siquiera a sus parientes parece importarles su destino.

Ree enseñando a cazar a sus hermanos.

El poder de los silencios.

La película es Jennifer Lawrence. Resulta difícil imaginar a otra en el papel después de verla a ella, y las nominaciones a los Oscar o a los Globos de Oro como mejor actriz dan buena cuenta de ello. Estamos ante una historia de personajes en la que los silencios cobran una importancia vital para su desarrollo.

En el plano visual, lo que más impacta es la crudeza de algunos momentos puestos en imágenes. Como cuando Ree enseña a disparar a sus hermanos o cuando despellejan una ardilla porque es lo único que son capaces de cazar para comer. Y lo que no se muestra: hay un montón de conversaciones que sabemos que se llevan a cabo fuera de cámara, en otra habitación o en otro lugar, que son fundamentales para el desarrollo de la historia. La forma de contar revela así el avance del argumento: el peso de los secretos, de lo que no quiere ser mostrado, de lo que no quiere ser escuchado.

Jennifer Lawrence como Ree Dolly.

Western noir.

Winter’s Bone es uno de esos claros ejemplos de que el western y el noir son dos géneros que siempre han ido de la mano. Aquí se unen para mostrar una sociedad anclada en el pasado. Un entorno en el que la subsistencia es dura y en el que la naturaleza juega un papel fundamental en la vida de las personas. Madres adolescentes, mujeres al servicio de sus maridos —pero poderosas y agresivas—, violencia verbal y física dentro del ámbito familiar.

La música country pone el broche de oro en algunos momentos, llegando a ser terriblemente evocadora. Familias reunidas tocando y cantando, jugando a las cartas, con rostros serios como si en vez de ser una celebración se tratase de una situación solemne.

Sin duda los que ya la hayáis visto recordaréis de un modo imborrable la escena de la barca. No daré más pistas para quienes aún tengáis la suerte de poder acercaros a ella por primera vez. Es un momento que ya en la novela en la que se basa el guión de esta película deja huella, tal vez incluso más que de modo visual —porque nuestra imaginación suele ser más cruel que la puesta en escena de un film. De un modo u otro, una secuencia escalofriante como pocas.

*Winter’s Bone está basada en la novela homónima de Daniel Woodrell, con guión adaptado de Debra Granik y Anne Rosellini.

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