Vera Caspary – guionista de cine negro

A pesar de que Vera Caspary trabajó toda su vida para convertirse en escritora, su aportación como guionista fue extensa y relevante. Durante años lo consideró como un trabajo alimenticio, y no fue consciente de la huella que podía dejar en la historia del cine. Hay que tener presente también que este era un arte muy joven todavía, y muchos los veían tan solo como un mecanismo de entretenimiento. La propia Caspary siempre le dio más valor a su obra literaria, e incluso a su dramaturgia.

The night of June 13 (1932)

Clive Brook y Lisa Lee

Dirigida por Stephen Roberts, está basada en el relato de Caspary Suburbs. La adaptación vino de la mano de Agnes Brand Leahy, Brian Marlow y William Slavens McNutt. En ella, se nos cuenta la historia de cuatro familias en un barrio de Nueva York. Elna Curry tiene unos celos feroces de su vecina Trudy Morrow. Elna está obsesionada con que su marido ama a Trudy, hasta el punto de quitarse la vida. En la nota de suicidio que encuentra su marido, se acusa a Trudy como culpable de este acto, y para no involucrar a su vecina, John Curry quema el mensaje. Esto le causará serios problemas, ya que se convierte en el principal sospechoso del asesinato de su mujer.

El juicio que trata de esclarecer la culpabilidad de John se complica una y otra vez, debido a que todos los vecinos del bloque tienen buenas razones para cometer perjurio sobre lo que sucedió la noche del 13 de Junio. Durante dicho juicio, el director introduce largas escenas de cross-cutting de hasta un minuto de duración para mostrar de forma paralela lo que ocurre en el momento presente y lo que sucedió durante la noche del crimen. Una lástima que haya quedado relegada en el olvido, ya que en esta cinta se muestran algunas actuaciones memorables como la de Clive Brook, Frances Dee o Gene Raymond.

Private Scandal (1934)

June Brewster

Dirigida por Ralph Murphy, y basada en la historia In Conference de Vera Caspary. Mr Somers, un magnate de la construcción, tiene problemas económicos muy graves. La única solución que encuentra es la de quitarse la vida y que gracias a su seguro de vida todo pueda solucionarse. Trata de persuadir a su joven asistente para que acuda al lugar donde pretende suicidarse para así ocultar el arma y las marcas de pólvora. De ese modo, el seguro no podrá alegar que se trata de un suicidio. El asistente trata de impedirlo, pero llega demasiado tarde y decide llevar a cabo lo que su jefe le había pedido.

A medio camino entre una película policíaca y de humor, la policía deberá esclarecer los hechos. Los trabajadores de Somers no se lo pondrán fácil, porque todos parecen haber visto a su jefe vivo tras varias horas después de su muerte. Al parecer todos tienen algo que ocultar, pero no necesariamente relacionado con el presunto asesinato de Somers.

I’ll love you always (1935)

Nancy Carrol y George Murphy

Dirigida por Leo Bulgakov, y basada en una historia de Lawrence Hazard, Vera Caspary y Sidney Buchman se ocupan del guión. A través de la historia de Carl Brent se analiza la situación social y económica de Estados Unidos tras la crisis de 1929. Carl es ingeniero, y le sobra autoestima en cuando a sus capacidades para llegar a lo más alto. Debido a ello, no consigue trabajo: Nueva York está plagado de ingenieros en paro. Afronta la realidad cuando uno de los muchachos que se ocupan de cargar muebles en una mudanza le dice que es ingeniero también y que se ha acostumbrado ya a tener que aceptar ese tipo de empleos.

A su vez, Nora Clegg deja su exitosa carrera de actriz al casarse con Carl. Hacen lo posible por seguir adelante, y Carl, desesperado, le dice a Nora que ha conseguido un trabajo en Rusia. En lugar de eso, donde acaba nuestro protagonista es en la cárcel por robar el dinero con el que le compra ciertos regalos de despedida a Nora. ¿Cómo mantener la farsa? Escribiendo cartas que un amigo enviará desde Rusia. El drama se completa con el embarazo de Nora, y su silencio para no preocupar a Carl.

Laura (1944)

Dana Andrews bajo el retrato de Gene Tierney

A pesar del descontento de Caspary con la primera adaptación de su novela Laura de la mano de Otto Preminger, hay que reconocer que consiguió un éxito y una visibilidad que no había alcanzado hasta ese momento. La complejidad de su novela fue convertida en una simple película de detectives con un excesivo ensalzamiento de la historia de amor. Sin embargo, el golpe de efecto que Caspary introduce a mitad de la novela funciona muy bien en pantalla, y a pesar de los cambios este elemento no podrán arrebatárselo.

Laura ha sido asesinada en su propia casa, de un tiro en la cara. Tres personajes girarán a su alrededor para tratar de mostrar al espectador quién era Laura y por qué todos sentían fascinación por ella. Un retrato de la asesinada será el que le otorgue corporeidad a la protagonista durante parte de la película, y la belleza de la joven obsesionará incluso al detective que investiga el caso, y que no llegó a conocerla en persona.

Bedelia (1946)

Margaret Lockwood y Ian Hunter

Dirigida por Lance Comfort, y guionizada por Vera Caspary, Herbert Victor e Isadore Goldsmith. Adapta una novela de la escritora de Chicago, que como viene siendo habitual funciona mucho mejor en papel que en pantalla. La esencia de la novela reside en el juego dialéctico entre Bedelia y su último marido. Parece ser que sus anteriores cónyuges murieron de manera no del todo clara, y hay firmes sospechas de que Bedelia trata de envenenar también a Charlie Carrington.

Mientras que en la novela se dibujaba a una Bedelia mucho más fría y calculadora, en la película crean un personaje exaltado, con gestos exagerados y gritos constantes. Supongo que la historia del cine no estaba preparada aún para una villana de esas dimensiones.

Blue Gardenia (1953)

Anne Baxter y Raymond Burr

Mi favorita sin ninguna duda. Dirigida por Fritz Lang, basada en una novela corta de Caspary y adaptada por Charles Hoffman. Norah Larkin trabaja como teleoperadora y comparte piso con dos amigas. Estamos en plena II Guerra Mundial, y el novio de Norah está en el frente. El día de su cumpleaños, Norah prepara una cena romántica para tomarla frente al retrato de su novio y su última carta. Pero tras leerla, tan solo quiere salir del piso y olvidar. El destino quiere que coja el teléfono cuando Harry Prebble trata de localizar a una de sus compañeras de piso. Coge su bolso, y sale al encuentro de este hombre por el simple motivo de que no quiere estar sola.

Cenan, ríen, beben y a la mañana siguiente Norah no tiene claro qué ha sucedido la noche anterior. Hasta que descubre que Harry ha sido asesinado en su piso. ¿Ha sido ella? Ninguna otra explicación tiene sentido, pero no se acuerda de nada. El resto de la película será una combate interno por tratar de recordar lo sucedido, mientras un periodista quiere conseguir la exclusiva a cualquier precio.

Blue Gardenia no solo brilla por sus tres excelentes protagonistas femeninas, por sus conversaciones, y por lo bien llevada que está la intriga. Anne Baxter hace un papel extraordinario, mostrando una preciosa sonrisa y un rostro dulce cuando lo pide el guión, o un gesto atormentado cuando lucha con su memoria por saber qué ha sucedido. Tiene algunos planos memorables, que la envían directamente a la lista de las grandes películas del género negro. Lástima que haya sido menospreciada y consideraba una obra menor del director.

Adenda: Les Gils (1957)

Taina Elg, Kay Kendall, Gene Kelly y Mitzi Gaynor.

Es cierto, Les Girls no cabe en esta lista. No es una película de género negro, ni de misterio, ni hay un crimen ni nada parecido. Les Girls es un musical (dirigido por George Cukor, basado en una historia de Vera Caspary que fue adaptada por John Patrick). El toque «Caspary» estaría en el planteamiento de la historia: Sybil Wren publica sus memorias años después de que el espectáculo de Les Girls haya terminado ya. En uno de los capítulos, cuenta la historia de dicho espectáculo y cómo una de sus compañeras mantenía una relación con dos hombres y cómo trató de suicidarse. Angèle, la compañera a la que se refiere la historia, demanda a Sybil por difamación. Será necesario acudir a los juzgados londinenses para resolver quién miente en toda esta historia.

En su autobiografía, Caspary confesaba que había sido el trabajo de estudio más satisfactorio de su carrera. Se divirtió visitando los escenarios, viendo bailar a Gen Kelly, escuchando cantar las canciones de Cole Porter a la actriz Kay Kendall, o observando cómo Cukor dirigía alguna de las escenas que ella había escrito. Comparto su entusiasmo, porque debe ser fascinante poder ver el rodaje de uno de estos grandes musicales, con las escenas de baile, los decorados y la iluminación al servicio de la coreografía. La película es estéticamente impresionante, y la historia no es tan plana como podría parecer en un principio.

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