Bedelia, de Vera Caspary (1944)

Charlie Host y su esposa Bedelia acaban de casarse. Viven en un perfecta casa de campo en Connecticut, con una vida idílica. Bedelia es la compañera ideal: buena ama de llaves, excelente cocinera, amable, cariñosa, atenta anfitriona. No se le puede hacer ni un solo reproche. Hasta que una noche, tras una copiosa cena, Charlie cae enfermo.

El médico acude a verle, y no tarda demasiado en sospechar de un medicamento que Bedelia le ha administrado. No es una medicina preparada para Charlie, y la recrimina que utilice un compuesto que no ha sido preparado para ese enfermo. Debido a todo ello, contrata a una enfermera a cargo de Charlie. Ella debe ser la única que administre cualquier sustancia a Charlie, desde comida a bebida, pasando por tratamientos para su malestar. Pero la duda ya se ha instalado en la vivienda de los Host,

Todo esto es probable que a más de uno le suene, ya que ha sido adoptada por varios autores en distintas versiones. La primera obra de ficción donde fue utilizada en origen es El secreto de Lady Audley, de Mary Elizabeth Braddon, y se inspiró en un caso real. A pesar de estar inspirada en crímenes similares, el tratamiento que Caspary le da a la historia es muy diferente.

Contexto social

Bedelia es una mujer viuda que decide volver a casarse. A una joven en aquella época no le quedaban muchos más caminos que desposarse y acogerse a la fortuna de su marido. No estaba bien visto que trabajasen (la propia Caspary vivió esa circunstancia en sus propias carnes, cuando decidió ponerse a trabajar en 1918), y a muchas no les quedaba otra salida que recurrir a matrimonios de conveniencia. El sistema social estaba en exceso encorsetado y no era sencillo salirse de la norma. Si se recurría a un trabajo fuera de casa, solía achacarse a la baja economía doméstica, y eso acababa dejando en mal lugar a toda la familia. La realización personal o el disfrute no eran contemplados en una parte de la población que había venido a este mundo tan solo para criar niños y cuidar maridos.

La novela fue publicada en 1944, y aunque se intuye que está ambientada en unas décadas antes, la situación social en EE.UU. con miles de jóvenes fuera por la IIGM era extrema. Caspary busca denunciar de una manera velada a ese sistema en el que las mujeres tan solo podían trabajar por su país cuando no había nadie más que pudiese hacerlo. Buena prueba de ello fueron las campañas de publicidad de los años 50 y 60 en las que se vendía la vida doméstica como un futuro perfecto para nosotras.

«Se trata de hacer el retrato de una mujer que está satisfecha de su existencia, porque ha logrado su más fundamental misión: hacer la vida agradable a un hombre.»

Bedelia, Vera Caspary (Pag. 54).

Amores enfermizos

Aunque más de uno encontrará odioso al personaje de Bedelia, considero que Charlie y ella hacen una pareja perfecta. Ambos son igual de interesados. Junto a los personajes de los dos protagonistas rondan una serie de secundarios que sirven como contrapeso para mostrar cómo son en realidad Bedelia y Charlie. Ellen Walker, una vieja amiga de Charlie que lleva enamorada de él toda la vida, es el perfecto contrapunto a este matrimonio.

Por un lado, presenta una imagen muy diferente de la de Bedelia. Estamos ante una periodista que se gana la vida con su trabajo, pero que anhela a Charlie como esposo. Es consciente que es el tipo de mujer con el que los hombres no quieren casarse. Es demasiado independiente, y que no vuelque toda su energía en hacer la de su marido más agradable, no es lo deseable para muchos. Por otro lado, Michael sabe que ella le idolatra, y aprovecha esa posición para alimentar su autoestima siempre que Ellen está cerca de él. Tal vez porque pensaba que Bedelia se había unido a él solo por amor ciego y devoción es incapaz de aceptar la realidad, ni siquiera cuando la tiene delante.

El final del libro puede tener muy diversas interpretaciones, pero creo que el guiño de junto a quién se coloca uno de los dos personajes principales en ese final, dice mucho más de lo que podría parecer. Y hasta aquí puedo leer.

Adaptación a la gran pantalla.

Como no podía ser de otra forma, toda gran obra de los años 40 tiene su versión en celuloide. Como viene siendo habitual en la vida de Caspary, la profundidad de sus personajes se queda siempre en el papel, y el retrato que se realiza de Bedelia en el cine se acerca más al de una mujer desequilibrada y excesiva. Expresividad extrema, gritos y lloros, hacen de la Bedelia cinematográfica un personaje infantil. Cuesta creer que se trate de una persona fría y calculadora capaz de infringir daño a nadie.

Bedelia (1946)

Creo que se ha perdido una gran oportunidad para mostrar ese duelo dialéctico al que somete la escritora a sus dos protagonistas en la parte de la historia que se encuentran solos y atrapados en el caserón por una gran nevada. Uno de los momentos cumbre de la novela que podría resultar tedioso, pero que la maestría de la autora logra que la tensión aumente a cada página, haciendo dudar al lector de cuál será el final de todo eso.

Título: Bedelia.
Autora: Vera Caspary.
Traductor: Vicente Diego Abad.
Editorial: Emecé Editores (1963)
Año de publicación: 1944.
Páginas: 238.

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