El doctor Alexander Denninson se encuentra en una situación desesperada. Tiene su consulta en un pequeño pueblo de Shayne y no tiene prácticamente ningún paciente. Es cierto que ya existía otra consulta cuando él decidió abrir la suya. Pero calculó todo con precisión: el número de habitantes, las tasas de natalidad y mortalidad, los porcentajes de enfermedades y accidentes. Pero quizá con lo que no contó es con el hecho de que los humanos somos animales de costumbres y no es tan sencillo cambiar de médico si estás contento con el que te ha tratado durante toda tu vida.
Miremos a su alrededor. Estamos en 1929, justo un momento en el que en EEUU la crisis había arrastrado a toda la población a un estado de miseria y escasez sin precedentes. Este es uno de esos datos que no se aportan en la novela, pero que el lector es capaz de palpar y sentir en la lectura.
Denninson está a punto de colgar el cartel de cerrado en la puerta y admitir que ha fracasado en su sueño cuando recibe la oferta de colaborar con el otro médico del pueblo, el doctor Leatherby. Este dice sentirse un tanto mayor para poder atender a todos los pacientes y el hecho de que se asocie con él dará confianza a los enfermos. Sin embargo algo huele a podrido en Dinamarca. Las condiciones de la oferta parecen inmejorables y Leatherby le ofrece todo tipo de facilidades y comodidades, como la de instalarse en su propia casa para poder estar disponible las 24 horas del día.
A pesar de las sospechas iniciales, Denninson acepta. Recibirá adelantos para poder hacerse con un buen vestuario con el que recibir a sus pacientes, asistirá a comidas copiosas y los primeros días apenas pasa consulta porque Leatherby insiste en hacerlo él mismo. Nada tiene sentido. ¿Para qué necesitaba un ayudante? Si Denninson ya se mostraba reticente a según qué aspectos del trato, que algunas personas del entorno del médico le digan que es mejor que deje el trabajo y observar cosas extrañas, le harán sospechar de todo y de todos los que pasen por la casa del reputado doctor.

Miasma es la primera novela negra de Elisabeth Sanxay Holding, y se nota. Es cierto que el arranque muestra una prosa un tanto inmadura y que la herencia de la novela de misterio victoriana está presente en la teatralidad de algunos de los diálogos. Sin embargo, Miasma tiene algo. Holding posee un don natural a la hora de generar intriga en el lector. Y no lo hace a través de grandes giros argumentales, sino a través de los diálogos interiores del protagonista y todas las preguntas que se realiza a sí mismo constantemente. Duda de todo, cuestiona cada cosa que ve, y ese tipo de sospechas que él mismo tiene consiguen que el lector también las tenga.
Si os detenéis a pensar un segundo acerca de lo que os he contado de este libro, podréis observar que en ningún momento he escrito la palabra crimen, ni la palabra detective o policía. Con Miasma, Holding escribe una de las primeras, sino la primera, novela psicológica que podríamos englobar en el tan de moda hoy en día Domestic Noir. Tenemos un hilo conductor que incluye algún tipo de intriga o de misterio, y ninguno de los personajes principales son ni criminales como tales, ni fuerzas del orden o de la ley. Y estamos en 1929.
Para situaros, os recordaré que es el año que se publicaron Cosecha roja de Dashiell Hammett, El pequeño César de William Riley Burnett o Un hombre llamado Louis Beretti de Donald Henderson Clarke. Estas tres novelas son muy diferentes a Miasma, podríamos englobarlas sin dudar en el hard-boiled, mientras que esta es más una novela de intriga o de suspense que una novela negra propiamente dicha. Sin embargo, fijaos en qué técnicas tan dispares se utilizaban en aquel momento para lograr enganchar al lector irremediablemente entre sus páginas, y todas ellas funcionaban y fueron precursoras de todo lo que vino tras ellas.
Son muchos los que dicen que Elisabeth Sanxay Holding es la “madre literaria” de Patricia Highsmith, y tras leer esta novela empiezo a comprender por qué. Sus estilos son diferentes y la construcción de personajes de Highsmith era soberbia, pero es cierto que ese componente en el que es más importante lo que sucede dentro de los personajes que fuera lo comparten.
Título: Miasma (Miasma) Autor: Elisabeth Sanxay Holding. Traductor: Miguel Temprano García. Editorial: Lumen (2011) Año de publicación: 1929. ISBN: 9788426419293. Páginas: 197. Descatalogado. Ficha del libro en Lumen: http://www.megustaleer.com/libro/miasma/ES0085714
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