Suplantación de identidad.
En una mansión de Illinois, Patrice (Barbara Stanwyck) y Bill Harkness (John Lund) esperan a la policía. Acaban de llamar por teléfono para avisar de que van de camino. Ella le pregunta a él que a quién de los dos van a buscar, y él responde que no lo sabe. Tras esta escena inicial, regresamos al pasado, al punto de partida desde el que arranca todo.
Veremos a Patrice que ahora es Helen Ferguson. Embarazada de ocho meses, sufre el desprecio y el abandono de su novio, Stephen Morley (Lyle Bettger). No se digna en abrirle la puerta: le pasa por debajo un sobre con un billete de tren y con dinero para que se vaya y empiece su vida de cero sin él. Ya en el tren, Helen conocerá a una pareja encantadora, Patrice y Hugh Harkness (Phyllis Thaxter y Richard Denning). Ella también está embarazada, y gracias a ello se muestran protectores y cariñosos con Helen. Se dirigen a la casa de los Harkness para que Patrice conozca a la familia de su marido.
Mientras ambas mujeres están en el baño, se produce un terrible accidente. Patrice y Hugh fallecen, pero Helen consigue sobrevivir, así como su bebé. Por un hecho fortuito todos asumen que Helen es en realidad Patrice. Le dan una magnífica habitación en el hospital, su pequeño está en la incubadora muy bien atendido. Cuando ella descubre el error se debate entre confesar la verdad o continuar con la farsa. Hugh le había contado que sus padres tenían dinero, y Helen no tienen nada ni a nadie en la vida. ¿Dónde va a ir con su hijo?

Personajes.
No man of her own (Mentira latente en castellano) es una película brillante en la que la atmósfera y la voz en off de Helen debatiéndose entre hacer lo correcto o proporcionarle una buena vida a su hijo son los puntos claves para mantener la intriga por todo lo alto. Como viene siendo habitual, Barbara Stanwyck se come la pantalla con su presencia, centrándose en ella toda la historia. Sus gestos de dolor, de miedo, de angustia, resultan en todo momento creíbles y consigue que empatices con la protagonista. Lástima que sus compañeros masculinos de reparto no estén a la altura para darle la réplica que merece.
Que no se me escape remarcar el papelón de Jane Cowl como matriarca de los Harkness, y las conversaciones mordaces que mantiene con Josie (Esther Dale), el ama de llaves. Sus diálogos son breves, pero más que destacables. Entre otras cosas por otorgarle espacio a dos mujeres de edad avanzada que mantienen en forma su sentido del humor y que gracias a él muestran la complicidad que dos personas que se conocen hace tanto deberían tener de manera natural.

Planos para recordar.
Son varios los momentos en los que la posición de la cámara y su empleo como forma de contar historias, más allá del guión, son remarcables. Al comienzo, cuando Helen acude a visitar a Stephen y ella ve que no hay nada que hacer, podemos verla bajando por las escaleras. En un último plano tras su bajada, vemos en el rellano en primer término, en el suelo, el dinero que Stephen le ha dado, y a ella al fondo yéndose del edificio.
Quizá el momento que más me ha impactado sea cuando llevan a Helen al hospital tras el accidente de tren. La cámara se sitúa desde la mirada de Helen, en la camilla. Ve el techo de los pasillos, a los enfermeros y médicos inclinarse sobre ella, los focos del quirófano. Y todo ello mientras la imagen se vuelve borrosa y nítida de manera intermitente, mostrando así la debilidad de la protagonista.
No Man of Her Own está dirigida por Mitchell Leisen y con guión adaptado por Sally Benson y Catherine Turney a partir de la novela I Married a Dead Man escrita por William Irish (Cornell Woolrich).
*Podéis verla de forma legal y gratuita en la web Archive.org, en versión original con subtítulos en castellano: https://archive.org/details/1950-no-man-of-her-own-mentira-latente-mitchell-leisen
Me ha encantado tu visión tan particular de este » film» . Lo veré otra vez .
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