Un cadáver en la bañera.
Cuando Lord Peter Wimsey se dispone a salir camino de una subasta de libros, su madre le informa de que ha sido hallado un cadáver en la bañera de un arquitecto. Peter no puede resistir la tentación y, como buen detective aficionado, envía a su criado Bunter a la subasta y él se dirige a la escena del crimen. Lo que descubre allí es a un hombre desnudo que lo único que lleva encima es un par de gafas caras. La policía no tardará en elaborar la lista de sospechosos.
Al mismo tiempo, se denuncia la desaparición de otro hombre, Reuben Levy. Quien se encuentra al frente de este caso es el inspector Parker, un buen amigo de Wimsey. Compartiendo impresiones llegan a la sospecha de que tanto el cadáver de la bañera como el financiero desaparecido son la misma persona. Porque hay más puntos en común entre ambos casos de lo que podría parecer en un primer momento.
Evolución de un personaje.
El cadáver con lentes es la primera novela de Lord Peter Wimsey. En ella, Sayers sienta unas bases que con el paso de las entregas veremos que serán más flexibles de lo que estamos acostumbrados a ver en otros autores del género. Si en esta historia descubrimos a un protagonista un tanto frívolo e irreverente, aficionado a las ediciones raras de libros, amante de la música clásica y con un mayordomo que le sirve de Watson, esos atributos se irán diluyendo con el paso de los años convirtiendo al personaje en un detective con más carisma y que no se ciñe tan solo a dos o tres rasgos muy definidos. Si en las primeras novelas parece casi una caricatura de Sherlock Holmes, poco a poco se irá moldeando y tomando un cariz más cercano y menos elitista del que tenía el protagonista de Conan Doyle.

Este libro fue publicado en 1923 y alcanzó una notable popularidad. No es la mejor obra de Sayers (no olvidemos que es su primera novela, y salva los muebles con nota), pero resulta interesante leer entrega a entrega y ver la evolución del personaje a lo largo de los libros. Tanto cambia, que llega a cederle protagonismo a algunos de los secundarios que pululan por sus libros (como en Veneno mortal) o a crear un maravilloso personaje que se comerá a Lord Peter: Harriet Vane. La reconversión de Watson en Harriet Vane es uno de los mejores giros que Sayers podía regalarnos.
Cómo, dónde, cuándo, por que.
En las novelas de Sayers siempre se le otorgó un peso mayor a la pregunta ¿cómo lo hizo? que ¿quién lo hizo? Los asesinatos suelen contener una puesta en escena muy elaborada que resulta muy compleja de desentrañar. Pero la suspicacia y la inteligencia de Lord Peter Wimsey serán capaces de tumbar cualquier tipo de duda sobre cómo se ha llevado a cabo un crimen.
Debido a ello, una de las partes más fascinantes de la novela la encontramos en las elucubraciones y teorías que se plantean a lo largo del libro y cómo se desmontan. Wimsey no es uno de esos detectives que con solo visualizar la escena del crimen tiene claro cómo ha pasado todo y quién es el asesino. Teoriza, prueba, investiga, interroga hasta dar con la solución. De ese modo, juega al despiste con el lector para que este sospeche de cada uno de los personajes que transitan por el libro. Un magnífico divertimento perfecto para los amantes de los enigmas y los puzzles.
*Resulta realmente interesante leer las cartas que Dorothy L. Sayer escribió desde que terminó de escribir esta novela hasta que consiguió publicarla. No fue un camino fácil al igual que no lo es para ningún autor novel. Incluso en una carta escrita a sus padres el 14 de febrero de 1922 les dice «No good news of Lord Peter. I got exasperated, and sent him to an agent —who immediately died! I think of advertising him as ‘the book that killed an agent’…» Desde luego, sentido del humor no le faltaba.
Título: El cadáver con lentes (Whose body?) Autora: Dorothy L. Sayers. Traductora: Silvia Serra. Editorial: Bruguera (1983). Año de publicación: 1923. ISBN: 8402094104. Número de páginas: 79. Con ilustraciones.
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