El cuchillo, de Patricia Highsmith (1954)

El asesino de la parada de autobús.

Melchior Kimmel decide asesinar a su esposa Helen. Una noche, acude al cine a ver ‘Una mujer marcada’ y charla con su amigo Tony de que Helen está de viaje. La jugada no podría haberle salido mejor: acaba de conseguir una coartada. Entra a la sala de cine, y acto seguido sale por otro lado para coger el coche. Conduce hasta la estación terminal de autobuses Cardinal. Espera a que su mujer baje en la parada de descanso, y en una escena que ya deja al lector sin aliento en la página tres, la asesina de forma violenta. Nadie le ha visto, regresa a su casa, y aguarda a que la policía le notifique la noticia.

Walter Stackhouse ve la noticia del asesinato de Helen Kimmel en el periódico. Lee que ha sido brutalmente apuñalada y golpeada, pero que no le han robado nada. La policía carece de pistas. Recorta la noticia y la guarda como material para sus ensayos. En los siguientes días le da vueltas al asunto, y se le ocurre que podría haber sido el marido. Es factible que haya conducido hasta la terminal de Cardinal y eliminarla allí. Nadie sospecharía de él, porque ¿para qué matarla tan lejos pudiendo hacerlo cualquier día en casa? Y cuanto más lo piensa, más convencido está de que así es como lo ha hecho. Es más, le parece una idea brillante. Tanto, que no puede sacársela de su cabeza. Hasta que un día su mujer Clara se sube a un autobús para ir a visitar a su madre enferma.

Vivian MAIER – Bus and two women, Los Angeles, ca. 1955

Binomio Stackhouse – Kimmel

Este es a grandes rasgos el comienzo de El cuchillo, tercer libro de Patricia Highsmith tras el best-seller Carol de corte romántico. En esta ocasión la escritora estadounidense repite el binomio de Extraños en un tren, pero en un caso de un crimen por imitación. Un copycat. De nuevo donde reside el éxito de la obra es en la idas y venidas dentro de la cabeza de los personajes, en especial de Walter. Cómo me deshago de mi mujer, qué opina la gente de mí, cómo puedo conseguir que crean mi historia.

La historia es una reflexión sobre la obsesión y la culpa. A pesar de que nos encontramos con un policía decidido a resolver ambos casos, la novela se centra en el comportamiento y las ideas de Walter. Highsmith juega (en esta y en otros libros) con la delgada línea se separa a las personas comunes del crimen. ¿Qué necesitamos para acabar con la vida de alguien? ¿Cuál es la chispa necesaria para que esa idea se introduzca en nuestra mente para no abandonarla jamás?

Vivian Maier – New York, NY, May 1953

Para adentrar más aún en la idea de que cualquiera puede cometer a un asesinato nos presenta, como ya hizo en Extraños en un tren, a dos personajes muy distintos. Walter está a punto de abrir su propio bufete de abogados, su mujer es una exitosa agente inmobiliaria, tienen una casa perfecta, con una criada perfecta, un perro perfecto y amigos perfectos. O eso parece en un primer momento. Kimmel, sin embargo, es un inmigrante humilde que hace lo que puede para ganarse el pan con su librería. No lleva una vida acomodada, aunque su bienestar sube un par de puntos desde que asesina a Helen. Dos hombres que poco tienen que ver el uno con el otro más allá de que, por diferentes motivos, no soportan a las mujeres con las que se casaron.

Me resulta llamativo que para todas estas introspecciones dentro del intelecto del criminal, o presunto criminal, Higshmith siempre escoja una tercera persona para narrarlo. Puede que sea debido a que las primeras siempre son más vacilantes, menos objetivas, y que no quisiera hacer dudar al lector acerca de lo que estaba contando. En cualquier caso, consigue meterte en la mente de sus personajes de tal manera que llegas a vacilar en algún momento de la voz narrativa escogida.

Vivian Maier – New York City. Woman getting off bus, Nun getting on.

Reflejo de la vida de Pat

Creo que no soy la única a la que le apasiona encontrar paralelismos entre la vida de los autores y su obra. En esta novela encontramos un rastro de Ellen Hill, la pareja de Highsmith durante cuatro años desde 1951. Su relación debió ser bastante tormentosa, discutiendo a todas horas. Pero el sexo debía compensar cualquier desavenencia. Ellen opinaba que Pat era la mejor amante del mundo y afirmaba que nunca se había acostado con nadie tan apasionado y experto. Los problemas, no obstante, eran constantes. Hill intentó suicidarse dos veces, y la segunda vez el escenario parecía preparado para llamar la atención de Pat. Fue el momento en el que Highsmith decidió dejarla, algo que encontramos reflejado en esta obra en la relación de Walter y Clara.

*Me pasé casi toda la lectura preguntándome por la elección de ‘El cuchillo’ como título hasta que se me ocurrió buscar el original: ‘The blunderer’, que viene a ser algo así como ‘El torpe’, ‘El manazas’, un título que tiene mucho más sentido con la historia. Una de esas inexplicables maravillosas decisiones editoriales que nunca entendemos los lectores.

*Todas las imágenes de esta entrada son de la fotógrafa Vivian Maier (1926-2009). http://www.vivianmaier.com/

Título: El cuchillo (The blunderer)
Autora: Patricia Highsmith.
Traductor: Manuel G. Palacio.
Editorial: Anagrama (1988).
Año de publicación: 1954.
ISBN: 8433931395.
Número de páginas: 270.
Ficha del libro en Anagrama: https://www.anagrama-ed.es/libro/panorama-de-narrativas/el-cuchillo/9788433931382/PN_138

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