Cassandra Darke es una marchante de arte que vive en Londres. Solitaria, gruñona y egoísta, un buen día se ve en la obligación moral de acoger a su sobrina Nicki. Esta busca abrirse camino como artista, y Cassandra permite que se aloje en el acogedor sótano que tiene bajo su piso en Chelsea. A cambio, Nicki se convertirá en su ‘chica para todo’ ocupándose de pasear a su perro o de entregar unas fotocopias donde necesite. La trama se sucede reposada, y Posy Simmonds nos muestra página a página los recovecos de sus vidas y vínculos. Una noche, Nicki se acerca al tipo equivocado y al no aceptar este un no por respuesta le da el número de teléfono de Cassandra. Lo que ninguna de ellas sospecha es que están ante alguien más peligroso de lo que podría parecer en un primer momento y que puede que sus vidas estén en serio peligro.
Simmonds construye un personaje con ciertos aires a Mr. Scrooge. Incluso parte de la ambientación transcurre en Navidad. Cassandra Darke es una anciana cascarrabias, poco preocupada por las relaciones sociales, y con un aspecto que resulta un tanto andrógino: gorro calado hasta las orejas, abrigo grueso, gafas que ocultan su rostro. No se preocupa por el prójimo, y cree firmemente que tan solo se merece algo quien se esfuerza por ello. No es partidaria ni de la bondad ni de la caridad, y suele ayudar tan solo a aquellos de los que intuye que podría obtener algo a cambio.

Concepto de novela gráfica.
Cassandra Drake es lo más parecido que he visto nunca a lo que mi mente entiende por novela gráfica. Una mezcla en cada página de texto dentro y fuera de las viñetas, e imagen. Un equilibrio perfecto entre narración textual y visual. La tonalidad cromática se adecua al contenido de las ilustraciones, transmitiendo no solo a través del dibujo sino también a través del color.
Creo que el motivo por el que me gustan tanto este tipo de cómics es por su capacidad de síntesis. Es cierto que el apoyo visual juega a su favor y que puede mostrar más en una sola hoja de lo que una novela es capaz de narrar en varios párrafos. Pero para que funcione es necesario que el guionista y el dibujante, que en este caso confluyen en una única persona, consigan simplificar al máximo posible lo que buscan contar. Manejar el uso de los planos generales y los primeros planos, la expresividad de los rostros en las viñetas, el tempo narrativo a la hora de relatar una acción en un espacio limitado del papel.

Aspectos más destacables.
Donde Simmonds destaca por encima de todo es en la expresividad de los pequeños detalles. Un sobre en el suelo mientras Cassandra lee una carta devastadora, la posición de sus manos sosteniendo su cara cuando reflexiona, el color amarillo de la luz artificial de los escaparates, las rodadas de los coches sobre la nieve, los detalles y los libros del despacho desde donde escribe, el tono sombrío de todo el libro que consigue teñir de un aire de oscuridad a toda la historia. Cassandra Drake es uno de esos libros para leer casi del tirón para disfrutar de la historia, y para releer con mimo y atención deteniéndonos en el trabajo de orfebrería de cada lámina.
Tengo pendiente de leer el afamado cómic Tamara Drewe, y no creo que tarde en hacerlo después de haber descubierto a esta extraordinaria ilustradora.
Título: Cassandra Darke. Autora: Posy Simmonds (dibujante y guionista) Traductora: Regina López Muñoz. Editorial: Salamandra Graphic (2020). Año de publicación: 2018. ISBN: 9788416131525 Número de páginas: 96. Precio: 21€ Ficha en la web de la editorial: https://www.megustaleer.com/libros/cassandra-darke/MES-114939
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