La comisaria Ruiz ha sido destinada a Soria, una ciudad en la que nunca pasa nada (el último crimen acontecido en la ciudad data de 1954) y la inactividad puede con ella. Su amigo y antiguo compañero Carlos, en Santander, trata de recuperarse de un infarto. Y en una de las visitas de la comisaria un cadáver es encontrado en el maletero de un coche. A pesar de que María Ruiz no tendrá jurisdicción en la zona, no duda en empezar a investigar el caso con la ayuda de Carlos. El cadáver es el de una muchacha joven y junto al cuerpo aparecen unas manoletinas perfectamente colocadas. Quizá lo más inquietante del caso es por qué nadie ha denunciado la desaparición de una chica joven, por qué sus amigos, vecinos o familiares no han hecho nada por encontrarla.
A través de la búsqueda de los antecedentes de Claire Jones, la chica encontrada, viajaremos a plena Guerra Civil y a la figura de los cuáqueros, miembros de la Sociedad Religiosa de los Amigos, una organización que ayudó a miles de personas a no morir de hambre y a huir del país antes de ser apresados por la dictadura de Franco. Precisamente esta búsqueda en el pasado hará que saltemos del presente a la vida de Claire y sus antepasados de un capítulo a otro, teniendo así una narración en dos tiempos.
Si bien el tema de los cuáqueros resulta de gran interés, González Harbour cita a la organización, nos habla de un personaje secundario de la novela que perteneció a dicha sociedad, pero apenas profundiza en el tema. No sé bien si la intención era más de servir como puente para generar interés en el lector y que este busque por sus propios medios, sin embargo creo que queda desaprovechado por completo debido a la importancia que podría haber tenido en la trama. Por supuesto, esto es una apreciación subjetiva porque a mí me resultó un aspecto llamativo dentro de las subtramas, pero el libro funciona tal y como está.
Los escenarios creo que también han sido desaprovechados. Cada vez es más habitual que las novelas negras se ambienten en ciudades y espacios reales, y a los lectores les encanta poder ver reflejadas sus calles en un libro. Las lágrimas de Claire Jones transcurre a caballo entre Soria y Santander, pero bien podrían haber sido Cáceres y Málaga, o Murcia y Sevilla. Apenas encontramos huellas de los lugares en el texto, convirtiéndose más en un escenario de cartón que en un lugar real donde se ambienta la acción de la obra. Como el elemento anterior, esta apreciación es completamente subjetiva, aunque sí es verdad que he leído algún comentario en el que comparten conmigo esta reflexión.
Las lágrimas de Claire Jones es una novela policíaca de corte clásico. Los personajes están bien construidos, pero a mí me ha costado bastante empatizar con la protagonista. Es cierto que tampoco es un personaje que se abra en exceso al lector, y será más a través de sus obras que de sus palabras que debemos juzgarla. Es amiga de sus amigos, aunque es un personaje solitario que se mueve más por autosatisfacción que por entrega a su trabajo. En esta tercera entrega de la serie se encuentra frustrada por haber sido destinada en una ciudad tan pequeña y apartada,. No le importará saltarse todas las normas del cuerpo policial en el que trabaja con tal de poder tener un poco de acción. No parece tanto que busque apresar al culpable como que trata de tener la mente distraída y ocupada en un caso y una ciudad que no son de su competencia. Por supuesto, todo esto es ficción, pero es un aspecto que chirría durante la lectura porque no resulta del todo verosímil.
Esta es la primera obra que leo de la serie de la comisaria María Ruiz y he de decir que funciona de manera independiente, algo que creo que es importante dentro de su nominación al Premio Hammett. También es cierto que las alusiones iniciales al pasado de la protagonista son tantas que el lector se siente un poco perdido por no entender cómo y por qué hemos llegado a donde estamos. Poco a poco las dudas se van disipando, aunque es cierto que aunque los seguidores de la serie agradecerán esa complicidad, los novatos pueden sentirse perdidos.
Las lágrimas de Claire Jones no es una mala novela, pero no ha terminado de enamorarme. No he conectado con el escenario, ni con los personajes, y la trama se me diluía entre búsquedas del pasado, del presente y de la propia identidad de la protagonista. Considero que podría haber sido una historia mucho más potente debido a los elementos que introduce, sin embargo, por algún motivo, he tenido la sensación de que todo se queda a medio camino.
Título: Las lágrimas de Claire Jones. Autor: Berna González Harbour. Editorial: Destino (2017). ISBN:9788423352418. Páginas: 352. Precio: 18,50€ Ficha del libro en Destino: https://www.planetadelibros.com/libro-las-lagrimas-de-claire-jones/250380