Cuando en 2013 leí Las luminosas de Lauren Beukes me quedé completamente impactada. Fue uno de esos libros que me costó leer por la empatía que llegué a sentir con la protagonista. Tanta, que tuve que dejarlo a medias y dejarlo reposar varios días. Por eso cuando me dijeron que Siruela publicaría Monstruos rotos supe que podría ser uno de los libros de 2016.
Un domingo 9 de noviembre la detective Gabriela Versado acude a la escena de un crimen. Allí encuentran algo monstruoso, una especie de broma macabra. Como si nos encontrásemos ante el cadáver de un extraño centauro, descubren el tronco de un niño unido a los cuartos traseros de un ciervo. Apenas tendría unos 10 años, y está encogido, con aspecto sereno. Está claro que ese no fue el lugar donde le mataron ni le ensamblaron a ese otro cuerpo. ¿Y las piernas? ¿Y la cabeza del animal?
Por otro lado tendremos a Jonno, un joven que acaba de mudarse a Detroit. Se siente solo y desolado, más adelante descubriremos por qué. Se despierta en una casa ajena, y con una mujer en la cama. Sí, una DJ. Comienza a recordar lo que sucedió. Ella despierta y la charla le descubre que es una mujer extraña, pero aún así se siente irremediablemente atraído por ella. O quizá es la soledad. Su relación con ella se volverá dependiente, y ella le convertirá en el bloguero de moda que formará una pieza fundamental de la historia.
TK se despierta bajo una mesa, en una casa extraña. En apenas unas pinceladas descubrimos que es un hombre solitario y sin medios con los que subsistir. Se dedica a recorrer casas abandonadas, especialmente si acaban de irse de ellas. Hogares a medio recoger, bares que han tenido que cerrar. No importa, en todos ellos encuentra pequeños tesoros. Ropa que aún es válida, televisores de los que puede sacarse provecho, ordenadores que cumplirán una función mejor en otro lugar. Incluso unas zapatillas rojas que regala a Ramón, uno de sus mejores amigos y compañero en estas pesquisas. En esas intrusiones que realizan descubrirán puertas de tiza pintadas en las paredes, puertas que atraen de un modo extraño e irresistible.
También tenemos a Layla, la hija de Gabi, la detective Versado. Con su amiga Cas descubriremos lo que es ser una adolescente en la ciudad más violenta y con el índice de criminalidad más alto de EEUU. Ensayan para una obra de teatro, no se relacionan demasiado con sus compañeros, pero no importa porque se tienen la una a la otra. Navegan por Internet, destapan a pajilleros y sin saber muy bien cómo se ven como defensoras de la justicia y la ley tratando de destapar a un pedófilo.
Y por último está Clayton. Clayton es artista. Durante años ha trabajado en diferentes trabajos que han ido nutriendo su arte. De soldador, de carpintero. Ahora tiene 53 años pero no acaba de encontrar su propia voz artística. Hasta que un accidente en el que atropella a un ciervo hace que todas las puertas de su mente comiencen a abrirse y lo vea todo claro.
Estas son las cinco voces narrativas de la novela. Alternándolas, Lauren Beukes irá estrechando el círculo en estos personajes que inicialmente no tienen ninguna relación ni punto en común, a excepción de Layla y su madre claro está. Y uno de los puntos fuertes de la novela es precisamente el uso diferenciado de esas voces, propias y dispares que con el paso de las páginas son perfectamente identificables. Quizá la más fuerte de todas ellas resulta la de Layla, por usar un lenguaje diferente y por introducir actuales sistemas de comunicación.
A pesar de ser una novela de tremenda actualidad, tanto por los ejemplos que te muestra como por el modo de ser mostrados, creo que es una novela que puede llegar a envejecer bien. La presencia de Internet es apabullante, más que en ninguna otra novela que haya leído nunca. En la novela se refleja el uso abusivo que muchos (tenemos) tienen hoy en día de las redes sociales, de cómo la subida a la red de un vídeo inapropiado puede llegar a destrozarte la vida, de la inmediatez de las noticias y de la actualidad. Está mostrado con recursos directos, con capturas de chats, con conversaciones en que cambia la tipografía de la novela para que sepamos que no es un fragmento novelado y ello hace que el efecto sea muy verídico.
Lo que en apariencia puede parecer una novela negra, con una trama policíaca en busca de un asesino que une piezas de diferentes seres, en realidad es un retrato de la sociedad norteamericana focalizado en la zona de Detroit, pero seguramente válido para todas aquellas ciudades demacradas y empobrecidas. Solares abandonados, gentes que tratan de buscarse la vida, existencias sesgadas por divorcios o asesinatos, acoso infantil, pedofilia.
Creo que la inclusión en la colección de policíaca de Siruela es arriesgada. Sí, tiene un fuerte componente de investigación policíaca. Pero también hay un desarrollo de fantasía en la parte final que puede llegar a descolocar mucho a los lectores de género negro. Desde mi punto de vista no es ni lo uno ni lo otro. Creo que Beukes ha utilizado estos recursos como una excusa, que el peso de la novela se centra en Detroit, en las personas que la habitan, en el uso excesivo de armas, en la violencia que se palpa en cada una de las ambientaciones. Tan solo en una ciudad así puedes pasarte horas tratando de buscar el casquillo de una bala perdida para que no interfiera en futuras investigaciones de asesinato. Esa es la mentalidad.
A pesar de estar escrita de un modo exquisito no me ha gustado tanto como Las luminosas. En esta lograba generar intriga desde las primeras páginas, había una expectación latente en cada una de ellas. Sin embargo Monstruos rotos avanza mucho más despacio, hasta cerca de la mitad de la novela no hay apenas acción, por eso considero que al lector de género puede defraudarle un poco en este punto si no sabe bien a qué clase de novela se enfrenta. Creo sinceramente que la etiqueta de policíaca puede dañar a la novela. Para aquellos lectores más clásicos y que no conozcan los devenires de la autora puede resultar chocante el desenlace de la misma, aunque es cierto que la autora bebe de tantos géneros que es una novela muy difícil de clasificar.
Título: Monstruos rotos (Broken Monsters) Autor: Lauren Beukes. Traductor: Rubén Martín Giráldez Editorial: Siruela - Policíaca (2016) Año de publicación: 2014. ISBN: 9788416396726 Páginas: 440. Precio: 21,95€. Ficha del libro en Siruela: http://www.siruela.com/catalogo.php?id_libro=2933&completa=S
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