Nora, secretos y suicidio.
Si en Un asunto demasiado familiar uno de los ejes de la trama era la desaparición de Nora, una de las hijas de los Hernández, en Los buenos hijos ya la tenemos trabajando para la agencia de detectives de su padre Mateo. Su hermana Amalia es la única que sabe qué ocurrió en los meses que estuvo desaparecida, y ni ella ni Nora parecen dispuestas a desvelar el secreto.
Este será uno de los hilos argumentales, tal vez el que mayor peso tiene en la primera mitad de la novela. En la segunda, el protagonismo se traslada a uno de los casos para los que son contratados. Una adolescente se ha suicidado, y sus padres quieren saber el porqué. Marc, el hijo mediano de los Hernández, será quien se encargue del caso. Y descubrirá un turbio negocio mucho más peligroso de lo que ninguno de ellos pueda imaginar.
Relaciones familiares.
Si nunca habéis leído a Rosa Ribas, pensaréis que os he destripado media novela con lo que os cuento más arriba. Pero si ya conocéis a la autora, sabréis que sus obras no se guían tan solo por el desarrollo de una trama concreta; que están llenas de ramificaciones, de subtramas y de relaciones humanas. Ribas escoge el género porque le sirve para plantear un misterio, una intriga que empuje al lector a seguir leyendo. Pero siempre resultan mucho más interesantes sus bifurcaciones e intersecciones.
En su serie de los Hernández se centra mucho en los nexos familiares, en los secretos, en los roles que se le impone a cada miembro y que tan difíciles resultan de cambiar. Para colmo de males, la madre —Lola— tiene una enfermedad mental. Una afección muy palpable por todos. Pero de la que apenas se habla. Todo en esa casa debe hacerse de puntillas para no alterar a Lola.

En esta segunda novela, Ribas nos muestra el peso que implica criarse con una figura parental de estas características. Las implicaciones de que la persona que debe ocuparse de ti se convierta en alguien a tu cargo. De este modo, resulta inevitable planearse lo poco común que es en realidad el modelo familiar que se nos ha vendido como convencional. Porque, en el fondo, lo extraño es el idílico esquema de padre + madre + hijos.
¿No has aprendido nada de tu profesión? Recuerda cuál es la expresión dominante de los clientes cuando reciben los resultados de las investigaciones. No es alegría ni alivio, es dolor. El conocimiento es dolor.
Los buenos hijos, pág. 126
Prosa elegante.
Si por algo destacan los libros de Rosa Ribas es por su maravilloso uso del lenguaje. Siempre sabe escoger la palabra precisa para el momento indicado del texto. Sé que es algo que remarco una y otra vez sobre su prosa, pero es cada vez más difícil encontrar obras con un lenguaje cercano a la vez que preciso.
Estamos ante una de esas autoras sobre la que todos deberían resaltar que rompe las barreras de género, que mezcla e innova. Y que sale victoriosa al hacerlo. Sin embargo, es más frecuente escuchar que no es una autora de género per se porque no se ciñe de forma rigurosa a lo que se supone que es género negro. Como si hubiese una especie de molde y no encajar en él fuese motivo de rechazo.
Sea como sea, Los buenos hijos ha aparecido en varias listas de las mejores novelas negras del año 2021 por su calidad literaria indiscutible. Ponedle la etiqueta que queráis, pero no dejéis de leer a una de las mejores escritoras actuales.
Título: Los buenos hijos. Autora: Rosa Ribas. Editorial: Tusquets. Año de publicación: 2021. ISBN: 9788490669457. Número de páginas: 368. Ficha del libro en la web de Tusquets: https://www.planetadelibros.com/libro-los-buenos-hijos/329615
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