El hombre de la litera nº10, de Mary Roberts Rinehart (1906)

Hace un par de meses, saltando de un autor a otro, investigando sobre fechas de publicación de antiguos libros de misterio, no sé muy bien cómo me encontré con Mary Roberts Rinehart. Rinehart curiosamente ha pasado a la historia de la literatura de intriga como «la Agatha Christie norteamericana«, y digo curiosamente porque su primera novela El hombre de la litera nº 10 fue publicada por primera vez en 1906 mientras que la primera de la escritora británica data de 1922. Aunque su obra más conocida es la segunda, La escalera de caracol, ya sabéis que me gusta abordar a los autores desde sus comienzos y verles así crecer.

Mary Roberts Rinehart nació el 12 de Agosto de 1876 como Mary Ella Roberts en Pennsylvania, Pittsburgh. Se formó para llegar a ser enfermera y al graduarse contrajo matrimonio con Stanley Rinehart. Debido a la crisis económica acontecida en 1903 comenzó a escribir y desde 1904 a publicar historias cortas en varias revistas para obtener algunos ingresos que ayudasen al sustento de la familia. Poco tardó en alcanzar el éxito: lo logró con su segunda novela La escalera de caracol, de la que llegó a vender más de un millón de ejemplares. Rinehart fue una conocida y reputada autora de narraciones de ficción y de obras de teatro. Su éxito de ventas a veces se veía confrontado con su labores como madre (tuvo 3 hijos) y ama de casa, especialmente cuando decidió viajar a Bélgica como reportera en la I Guerra Mundial, donde entrevistó entre otros a Alberto I de Bélgica y a Winston Churchill. Quizá la mayor curiosidad de su vida es que fue la creadora en 1920 junto a Avery Hopwood de la producción de Broadway The bat, germen de lo que hoy en día es el superhéroe Batman.

Por si no lo habéis imaginado ya, El hombre de la litera nº 10 comienza a bordo de un tren. Pero no de un tren cualquiera, sino en un lujoso y magnífico Pullman. Este tipo de coches tuvieron una enorme fama durante el s. XIX, cuando los viajes en tren estaban en pleno auge por tratarse del transporte más rápido y cómodo del momento. En la noche del 9 de septiembre en el trayecto entre Pittsburg y Washington, nuestro protagonista y narrador Lorenzo Blakeley (sí, lo siento, en mi edición algunos nombres aparecen traducidos) será sospechoso de un crimen a sangre fría.

De una manera absolutamente detallada, nos contará paso a paso lo que acontece esa noche y la mañana posterior al crimen. Blakeley será portador de unos importantes documentos que son los únicos que pueden demostrar la inocencia de su cliente en un juicio. Sí, nuestro narrador es abogado. Durante la noche no consigue conciliar el sueño, pasea por los vagones del tren y deja pasar algunas horas hasta que se acuesta. Cuando se despierta a la mañana siguiente descubre que le han robado los documentos y que le han cambiado su traje y sus zapatos por los de otro hombre. Afortunadamente, parece ser que se acostó en una litera equivocada, pero cuál será su sorpresa cuando descubra el cuerpo de un hombre asesinado en la que en realidad era su cama.

Aunque la novela de aquí en adelante nos presenta algún giro un tanto descabellado, he de reconocer que el arranque me ha parecido formidable. Se acusa la antigüedad del relato en algunos de los argumentos utilizados por el acusado para librarse de las sospechas de asesinato, tales como que nadie en su sano juicio vestiría un traje de color claro teniendo el cabello de color rubio, o que ni siquiera para tratar de ahuyentar sospechas alguien calzaría unos zapatos de número menor al que le correspondiese.

Aunque la intriga está bien llevada durante la narración, con algunos altibajos, no puedo dejar de destacar la carga de romanticismo de la obra. Blakeley se enamorará perdidamente de Allison West, una de las viajeras del tren a la que tratará de proteger, y la descripción de sus sentimientos por ella puebla muchas de las páginas del texto. En este particular podemos hallar conexiones entre la novela de intriga y la novela gótica, ya que la gótica suele presentar un equilibrio entre el componente pasional y la ambientación de terror, al igual que en este caso se equilibra el romanticismo con la intriga.

En varias ocasiones, Rinehart aprovecha la investigación policial para citar un par de casos de Edgar Allan Poe, y se arraiga en el género deductivo nombrando al detective más conocido de toda la historia: Sherlock Holmes. Estas dos elecciones está claro que no son fortuitas, ya que ambas fuentes se sienten muy presentes en la construcción de la trama.

Uno de los puntos fuertes de El hombre de la litera nº 10 creo que es el personaje de Ricardo McKnight, mejor amigo y socio de Blakeley. Así como Blakeley es algo más serio y formal, McKnight hace gala de un humor satírico que aporta un magnífico contrapunto en los diálogos.

Aunque El hombre de la litera nº 10 es una obra difícil de encontrar, no es imposible. En librerías de viejo, en Iberlibro o en webs como Todocolección es posible hallar todavía algún ejemplar. El que adquirí yo se trata de una preciosa edición de 1929 que ha envejecido magníficamente bien. Estoy convencida de que los libros que tengo ahora mismo en la estantería adquiridos en estos últimos años no se encontrarán en tan buen estado dentro de 100 años. Aunque este tipo de ediciones siempre me dan miedo porque las traducciones a veces son adaptaciones demasiado libres, en este caso he ido comparando el texto con el original en inglés y he de reconocer que no está nada mal.

Seguramente muchos no comprendáis que busque y aborde libros tan olvidados y descatalogados en nuestro país. Son muchos los que creen que si un libro ha quedado relegado al fondo de las estanterías de nuestros abuelos y no han sido recuperados, o no ha habido continuidad en su reedición, es porque es de baja calidad. Sin embargo, si echáis un vistazo a los catálogos de muchas de las editoriales independientes de nuestro país y os fijáis en la fecha original de publicación os llevaréis más de una sorpresa. Son muchas las que están apostando por rescatar libros que de otro modo nos perderíamos. Ojalá alguna editorial rescate la obra de Mary Roberts Rinehart porque creo que es una escritora que merece mucho la pena.

*Después de indagar acerca de la fecha original de publicación de este libro he visto que hay cierta confusión sobre si fue esta su primera novela o lo fue La escalera de caracol. Hasta donde he podido averiguar (gracias Gonzalo por tu ayuda, como siempre) El hombre de la litera nº 10 fue publicada en cuatro entregas en el The All-Story Magazine en los meses de Enero a Abril de 1906. Entre Noviembre de 1907 y Marzo de 1908 apareció en la misma revista en 5 entregas La escalera de caracol. Eso significa que El hombre de la litera nº10 es anterior. Sin embargo, la confusión proviene del hecho de que La escalera de caracol fuese publicada antes en un volumen independiente, ya esta apareció como tal en 1908 y El hombre de la litera nº 10 no lo hizo hasta 1909.

Título: El hombre de la litera nº 10 (The man in lower ten).
Autor: Mary Roberts Rinehart.
Traductor: Desconocido.
Editorial: Edita S.A. (1929)
Año de publicación: 1906.
Páginas: 319.

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